sábado, 27 de enero de 2018

La caligrafía, mi yoga personal

Los caminos para llegar a la caligrafía son inescrutables. Las inquietudes artísticas, la experiencia con otras técnicas, la sensibilidad para apreciar la belleza de los trazos... Cuando te atrapa, también son muchos los motivos para quedarte. Uno de los más nombrados: la caligrafía se convierte en una forma de "yoga" o meditación.


Si habéis leído el post anterior, nos habréis empezado a poner cara. Soy Silvia y hoy os quiero contar mi experiencia personal y qué es lo que a mí me aporta la caligrafía. TRANQUILIDAD, así con mayúsculas.

 

Soy una persona, como yo me considero, de mente inquieta. Desde que tengo uso de razón, la pintura, los pinceles y el aguarrás forman parte de mis recuerdos. Mi padre pintaba y no cuadros pequeños, sino cuadros en los que invertía meses, así que una habitación de la casa era su “estudio”. A mí siempre me ha gustado pintar, dibujar, los materiales de papelería me volvían loca... los lapiceros, estuches, las gomas con olor... bueno lo dejo que me voy del tema.
 

La caligrafía aparece en mi vida cuando empiezo a buscar la manera de pintar sobre las camisetas que también hago en EstasManitas sin tener que buscar una fuente de ordenador. Reconozco que la primera vez que me vi con el palillero y el bote de tinta pensé ¡ay madre ...! Sin embargo, me cautivó. 
Enseguida me di cuenta que la caligrafía me llevaba a un estado totalmente desconocido para mí. Sólo podía estar para lo que tenía entre manos: la pluma, el papel, la tinta, los trazos, el quitar o poner presión, la velocidad ... demasiada información para poder pensar en otra cosa . 
 

La caligrafía me lleva lo que para mí es un estado Zen. Muchos de los comentarios que me ponéis en los vídeos que cuelgo en Instagram coinciden en lo mismo: "qué paz transmite verte escribir". Y así es.
Yo que soy una acelerada de la vida, hace que me frene, que deje la mente en blanco y que sólo piense en cómo los trazos se convierten en letras, las letras en palabras y las palabras, en textos preciosos hechos con todo el amor del mundo (podéis verlos AQUÍ).

 
Imagen: @silviagadu

Así que yo os animo a que probéis la caligrafía y os permitáis desconectar del mundo, aunque sea un ratito.

martes, 23 de enero de 2018

Caligrafía itálica con Esther Gordo: segundo encuentro amotinado

Un curso de caligrafía con Esther Gordo es toda una experiencia (altamente recomendable). Y ha sido la excusa perfecta para organizar el segundo 'encuentro amotinado' en Madrid. Esta vez el objetivo era la itálica. Un día intenso de letras, degradados y confidencias con el que inauguramos este 2018 en el blog. 

 

Un buen grupo de amotinadas (lamentablemente seguimos sin poder coincidir todas) nos volvimos a encontrar en la capital para compartir nuestra pasión por la caligrafía. El último tangle nos abrió amablemente sus puertas para disfrutar de un taller intensivo de ocho horas, que gestionó Silvia, con la gran Eshter. L@s que no la conozcáis, podéis saber más sobre ella y su arte AQUÍ y AQUÍ.



Aunque alguna afortunada ya la había abrazado en persona, a Esther Gordo la mayoría le conocíamos por un curso online de caligrafía con pincel. Si ya entonces nos encantó su manera de explicar, en persona es aún mejor. Porque por encima de su "saber", destaca su "ser". Siempre con una sonrisa en la boca, desvelando todos los truquitos que conoce sin guardarse nada (ya podían aprender much@s...), y resolviendo todas nuestras dudas con mucha, mucha paciencia.



Esta vez el tema del monográfico era la caligrafía itálica, de la que algo os hablamos en este POST, junto a otros estilos. Es una letra elegante que Esther domina con maestría. Lo primero, como siempre, hacerse con el ductus de las diferentes letras. Y estrenando el precioso calimorfismo 3D que la profe nos regaló a cada una (mil gracias por el detallazo, guapa!).


Plumilla plana, nogalina y a practicar. En diferentes tamaños, formas y papeles.



Imagen: @silviagadu



También pudimos experimentar con el color de las acuarelas líquidas y el gouache para hacer degradados. Así veis también algunas de las preciosidades que salieron de este taller de caligrafía.

 
Imagen: @merletterink

 Imagen: @raquelcostela

No todo fue trabajar (aunque lo cierto es que estábamos tan concentradas que el tiempo voló). En el descanso para comer hubo espacio para las risas y para las confidencias. El resto de alumnas quería saber cómo surgió toda esta movida de las Amotinadas y, claro, hubo que resumir la historia (que ya os contamos en su día AQUÍ).

Y es que casi se nos olvida decir que compartimos este taller de caligrafía itálica con la anfitriona, la encantadora María, y algunas de sus compañeras. La familia de El último tangle nos acogió con los brazos abiertos, nos hizo sentir como en casa y juntas pasamos una jornada muy agradable. Gracias a todas!


Una experiencia genial que ratifica lo que os decimos siempre: en caligrafía, nada como los cursos presenciales. Y siempre con profesionales como Esther Gordo que además de una gran calígrafa nos ha conquistado como persona.