domingo, 5 de marzo de 2017

Las Sin Sombrero: Concha Méndez

Las protagonistas de nuestro reto caligráfico, las Sin Sombrero, fueron mujeres adelantadas a su tiempo que abrieron camino y que nos sirven de inspiración. Hoy es el turno de la poetisa y editora Concha Méndez.



Concepción Méndez Cuesta nació en Madrid en 1898; un año negro para la historia de España con la pérdida de las últimas colonias (Cuba y Filipinas), pero también el que dio nombre a una brillante generación literaria, la del 98. La siguiente, la Generación del 27, sería la de Concha.

La crisis de 1898 planteó la necesidad de reformas urgentes que sanearan el país, educaran al pueblo y democratizaran el Estado. Algunos movimientos incluso cuestionaban instituciones como la monarquía y la Iglesia. Fue el germen del ambiente en el que después desarrollaría su arte toda una constelación de escritores, la mayoría poetas, que brilló con la Segunda República y se diluyó con la Guerra Civil.



Tal vez todos aquellos cambios marcaran el carácter de Concha Méndez: campeona de natación,  novia de Luis Buñuel y amiga de la pintora Maruja Mallo, y de escritores como Federico García Lorca, Rafael Alberti o Luis Cernuda. Maruja fue clave para romper con lo establecido, descubrir el ambiente intelectual y apostar por la creación artística.



Con Maruja Mallo también empezó su propia revolución por las calles de Madrid.

"Recuerdo un pleito que tuve con mi madre una tarde que me veía salir a la calle salir con la cabeza descubierta: 
- ¿Pero por qué no llevas sobrero?
- Porque no me da la gana. 
- Pues te tirarán piedras en la calle. 
- Me mandaré construir un momumento con ellas. 

Íbamos bien vestidas, pero sin sombrero, a caminar por el Paseo de la Castellana. De haber llevado sombrero, decía Maruja, hubiese sido en un globo de gas: el globo atadito a la muñeca con el sombrero puesto. En el momento de encontrarnos con alguien conocido, le quitaríamos al globo el sombrero para saludar. El caso es que el sinsombrerismo despertaba murmullos en la ciudad."
 (Memorias habladas, memorias armadas)


Aunque de familia adinerada, sus padres no le permitieron estudiar, así que Concha pronto abandonó la casa paterna y empezó a recorrer mundo. Primero fue a Inglaterra y más tarde, a Argentina, donde conoció a otra mujer que también había renunciado a una vida tradicional para perseguir una carrera como escritora: Consuelo Berges. Ella le facilitó el éxito en el continente americano.

A su vuelta a España, en 1931, García Lorca le presentó al poeta e impresor malagueño Manuel Altolaguirre, con el que se casaría al cabo de un año. Juntos crearon la imprenta La Verónica, que contribuyó a la difusión de la obra de la Generación del 27. Concha Méndez, además, no dejó de escribir poesía y teatro infantil (aunque la mayoría de sus obras dramáticas continúan inéditas).

En Londres murió su primer hijo, lo que le marcó profundamente, y nació su hija Paloma. En 1935 regresaron a España, donde tomaron partido por la República. Tras el estallido de la guerra, la escritora y su hija se exilian a Inglaterra, Bélgica y Francia.  Después de reunirse en París con su marido, donde pasan algunos meses en casa del poeta Paul Eluard, viajan a Cuba, donde se encontraron con otros intelectuales exiliados, como María Zambrano

En 1944 llegan a México, donde se separan. Altoaguirre la abandonó por la cubana María Luisa Gómez Mena.





Manuel y María Luisa murieron en un accidente de tráfico en 1959, volviendo del Festival de San Sabastián. Concha Méndez vivió en México hasta su muerte, en diciembre de 1986.


Si os habéis quedado con ganas de conocer más de su obra poética, podéis hacerlo en ESTE ENLACE.
Si os apetece conocer más de su vida, su nieta Paloma Ulacia Altolaguirre usó las cintas que la misma Concha grabó para publicar Memorias habladas, memorias armadas.

Y si os animáis a participar en el reto caligráfico, no os olvidéis de utilizar los hastags #marzosinsombrero y #mujeresenlasombra.

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