jueves, 23 de marzo de 2017

Las Sin Sombrero: María Zambrano


Fue la primera mujer en recibir el Premio Cervantes y una de las pensadoras fundamentales del siglo pasado. Hoy nos inspiramos en María Zambrano, la Sin Sombrero que prefería una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila.

 


El filósofo y pedagogo Don Blas Zambrano y su mujer, Doña Araceli Alarcón, vieron nacer a su primogénita un 22 de abril de 1904 en Vélez-Málaga.  Por motivos de trabajo, la familia se traslada a Segovia en 1910. Don Blas conoce entonces a Antonio Machado y al escultor Emiliano Barral. Trabaja como redactor jefe del periódico La tierra de Segovia y funda además la revista Castilla.


En el año 1911 nace la segunda hija, Araceli. Según palabras de la propia María, el mejor regalo que me dieron mis padres. Comienza el Bachillerato en el Instituto de Segovia siendo ella y otra chica las únicas mujeres de la clase. La relación con su primo Miguel Pizarro se estrecha cada vez más. Es a través de él que, en 1921,  conoce a Federico García Lorca. 

En 1926 toda la familia se traslada a la capital. Comienza a estudiar Filosofía en la Universidad Central de Madrid, yendo a clases de Ortega y Gasset, Zubiri o Manuel García Morente. Se une a la tertulia de la Revista de Occidente y participa de forma muy activa en algunos movimientos estudiantiles colaborando en periódicos como El Liberal de Madrid o El Manantial de Segovia.

En 1930 publica su primer libro: Horizonte de liberalismo. A la vez da clases de metafísica en la universidad mientras prepara su tesis doctoral. El 14 de abril de 1931 asiste a la celebración de la Segunda República en la Puerta del Sol de Madrid. Colabora en los siguientes años con numerosas publicaciones de la época como la Revista de Occidente, Los Cuatro Vientos o Cruz y Raya.

A través de Maruja Mallo, conoce a Luis Cernuda y al que más tarde será su marido, el navarro Alfonso Rodríguez Aldave. Se casa con él en 1936, cuando acaba de ser nombrado Secretario de la Embajada de la República Española en Santiago de Chile. María publica allí Los intelectuales en el drama de España y una Antología de García Lorca.

La pareja regresa de Chile en 1937 y su marido se une al ejército, mientras ella se queda en Valencia colaborando en la defensa de la República. Al año siguiente fallece su padre.

En enero de 1939 se exilia con su marido a México. Allí trabaja como profesora de filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo y continúa publicando y colaborando con muchas revistas latinas. Tras saber que su madre se encuentra gravemente enferma en París, viaja en 1946 a su encuentro pero al llegar Doña Araceli ya había fallecido. Permanece un tiempo en París con su hermana enferma y allí conoce a los intelectuales del momento como Sartre o Simone de Beauvoir.

Separada ya de su marido, se traslada de un sitio a otro con su hermana Araceli. De París a México, de México a La Habana… hasta llegar a Roma en 1959. Araceli fallece a causa de una trombosis en 1972. Comienza entonces un declive físico muy evidente para María. 

“Estoy incapaz de todo o casi todo” Escribe.


Su obra fue ignorada casi del todo en España hasta la década de los 80, cuando empezaron a sucederse los reconocimientos y las publicaciones.

Se le concede el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1981. El 24 de noviembre el Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Velez-Málaga decide por unanimidad pedir a María Zambrano su vuelta a la ciudad natal y le ofrece una vivienda y ayuda para su estancia. Además es nombrada Hija Predilecta.

Su salud está muy deteriorada en 1983. Vive en Ginebra y padece cataratas en los dos ojos, anemia y artrosis. El 20 de noviembre de 1984 pisa de nuevo suelo español y se establece en Madrid. Aunque se aparta de la vida pública casi por completo, su actividad intelectual no cesa. En 1986 se publica su libro Senderos, pasea por El Retiro y a veces asiste a algún concierto de Amancio Prada.

En su casa de Madrid, un año después, se la nombra Doctora "Honoris Causa" por la Universidad de Málaga.  Al acto acude su Rector y catedrático de Filosofía Fernando Ortega, que actúa de padrino. Se constituye en Vélez-Málaga la Fundación que lleva su nombre.

En otoño del 88 se le concede el Premio Cervantes, convirtiéndose así en la primera mujer en obtenerlo. Aunque debido a su salud no pudo estar presente en la ceremonia de entrega, la actriz Berta Riaza leyó su discurso de aceptación. Puedes verlo en vídeo en la web de RTVE, en este enlace.


Desde su silla de ruedas en 1990 y ya casi sin poder sostenerse en pie dictaba todavía algunos artículos en momentos de lucidez. Su última publicación fue Peligros de la paz en relación con los acontecimientos del Golfo Pérsico.

Fallece el 6 de febrero de 1991, descansa a la sombra de un limonero en el cementerio de su Vélez-Málaga natal. Allí también se trasladaron los restos mortales de su hermana y su madre.

En su lápida pidió inscrita la leyenda del Cantar de los Cantares: Surge amica mea et veni (Levántate, amiga mía, y ven).



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